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miércoles, 14 de octubre de 2009

La casa de Juan: es la casa de María


Le había dicho Jesús desde la cruz a María, que Juan sería su hijo, y a Juan que María sería su madre...
Después de la muerte de Jesús, María debe de haber ido a su casa de Nazaret para recoger sus cosas para ir a vivir a la casa de Juan. Pocas cosas, tal vez llevó las herramientas de carpintero usadas por José y Jesús, algún recuerdo.Para María el cambio sería muy fuerte. Ella había vivido en la casa de Dios, y ahora tenía que vivir en la casa de los hombres. Pero, aceptó gustosa, como aceptaría tambien venir a vivir a nuestra casa.
Es probable que Juan tuviera la casa desordenada. Habría polvo por aquí, alguna túnica olvidada, vajilla sin lavar.María se pondría enseguida a ordenar todo aquello. Ella sabía hacerlo muy bien, había sido ama de la casa de Dios...
Verás María, ese pequeño desorden que encontraste en casa de Juan,lo encontrarás en nuestras casas. Hay muchas cosas desordenadas.
Probablemente en casa de Juan encontraste aparejos de pesca enredados y te pusiste a desenredarlos. En nuestras casas también hay cosas enredadas. Varios lazos familiares se han roto, estamos incomunicados, desconectados y enroscados en la vida de todos los días. Si vinieras, estoy segura de que nos ayudarías a desenredar varios lios.
En nuestros hogares no están todas las cosas, ni las personas en su lugar. Muchos tienen mucho trabajo, y no están en todo el día, otros, no tiene trabajo y entran en desesperanza, niños que no son controlados como debiera ser, ancianos solos y tristes.
En casa de Juan, al poner orden, encontarías cosas que sobran, o que no se usan.
Tambien en casa hay cosas que sobran: malos modos, impaciencia, rencores, agravios; o cosas que faltan: alegrías, paciencia, esperanza, en fin , más amor.
Y por último, el dinero, ese dichoso dinero centro de la vida actual, desgraciadamente, que sobra en muchos hogares y falta en otros tantos.Nos podrías ayudar a ver cuáles son las prioridades de la familia?

Date una vuelta por nuestras casa, María
tu nos ayudarás a organizar bien nuestros hogares.
Tú que pusiste la casa de Nazaret con tanto gusto,
que vino a vivir en ella el mismo Dios.

Te invitamos a nuestras casas porque tu sabes bien que,
desde que murió Cristo, tu casa es la casa de Juan...
tu casa son las casas de tus hijos, los hombres.
Ven a vivir con nosotros.
Estás en tu casa María.

Rev. Esperanza.Mov de Cursillos
de Cristiandad .1997